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Tú me lloraste,
de ti salí,
de tu tristeza y de tu llanto;
Solo espero y no desaparecer
ahora que en tu rostro
no caben más lagrimas.
Te podría llenar el cuerpo
de papeles que dijeran "Te quiero";
Pero ni así te percatarías
de lo ensimismado que estoy a ti,
como si tú fueras mía,
como si fueras yo mismo.
Una noche más sin mi eh de pasar,
pensando en ti, imaginando tu rostro
cubierto por el cabello que baja
al momento de agachar la cabeza
y preguntarme al oído:
¿Dónde estás?
El problema es que no estoy enamorado de ti, si no de mi.
Hay que soñarnos,
pero no alusinarnos,
porque el día en que nos alusinemos,
ese día,
nos diremos adiós en la realidad.
ESPERO CON ANSIAS EL DÍA EN QUE ME PIDAS POESÍA.
El otro día vi a Julito, creo,
eras tu, en cuerpo de escoba
de curiosa en las esquinas
de toda mi casa.
Tan no estoy
que me aparezco en el reflejo
de tus uñas, de tus ojos
y de tus labios.
Ya no se si soy yo
o mi nombre ausente
el que camina por las calles,
buscándote entre las faldas,
entre los arbustos,
entre las colillas de cigarro
junto a los charcos que llevan dos días
en la calle.
Ya no se si te ahogaste en aquellos charcos,
o en mi querer.
Te regalo estas 24 horas, son tuyas, gastalas, pero no todas, que quiero que gastes unas cuantas conmigo.
Se te esconden las estrellas de noche, de día, el sol se apaga y se no se seca tu ropa interior.
Ya basta, le dices al sol
Necesito mi ropa.
El sol, callado y tranquilo, te quema la ropa interior.

Carlitos (4)

Carlitos, jugando a los soldaditos en la acera de su casa. se subió a un taxi sin rumbo, el taxista dio solo dos vueltas a la manzana, al bajarse, el se sentía perdido, lloraba y lloraba, las lagrimas que recorrían su rostro y sus manos convirtieron la tierra en lodo, Carlitos caminaba con las lagrimas vueltas mugre, al darr vuelta en la esquina, vio a su mamá y grito: ¡Mamá!

Carlitos (3)

La mamá de Carlitos llora en la sala de su casa, el inocente niño la ve, y con unos pinceles en la mano, le dice:
Mamá, ¿Otra vez cortaste cebollas?
Mientras Carlitos sale por la puerta, la mama murmura.
No, Carlitos, se murió tu papá.

Carlitos (2)

Mamá, mi papa esta muerto, grita Carlitos con lagrimas en el rostro,
No te preocupes mi amor, que la muerte no es nada, a lo que debemos temer, es a la vida.
Carlitos corre los brazos de su madre, y ella, con los ojos mojados se queja ¡No me gusta cortar cebolla!

Carlitos (1)

¡Ya vamonos Carlitos! Le grita el pulmón a su corazón.
Ya voy, no encuentro mi zapato dice Carlitos.
Su pulmón, con el zapato en la mano y una mirada suave le pregunta:
¿Ya hiciste pipí?
Carlitos, sin decir nada, se mete al baño y, como corazón regañado, orina, y al subirse al carro, donde el pulmón, con un cigarro en una mano, y el volante en la otra, protesta entre humo: ¡Eres como un bebe!