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Cada que nos brincamos de los cuerpos,
cuando solemos sudarnos y empaparnos uno del otro,
cuando lo que dices en mis labios me lo trago al instante.
Ahí es cuando nos desconozco.
Escribir poesía no me hace poeta, ni siquiera se si esto es poesía.
Si acaso son versos revueltos que se me escriben de la mente por las manos,
o simplemente letras, palabras y oraciones, que nunca llegarán a ser versos, mucho menos poesía.
Hay tanto silencio visual en la no habitación para mis ojos;
La plataforma que se me camina bajo los pies, como sin final, ríe de mi cuerpo plantado,
que conectado a la luz muda, se manifiesta inmóvil.
Como húmedo papel entre tus dedos me deshago.
Suelo de nubes, que bajo mis pies te bailas como mar,
lléname de turbulencias, asústame,
viájame a la ciudad
SE NACE DE LAS MANOS CON CADA MOVIMIENTO.